lunes, 30 de septiembre de 2013

Cuerpos de bruma.


Dibujos de bruma, 2007


Dibujos de bruma, 2007

-”¿Sabes qué he soñado?”, me dijo. “He soñado que él venía, y que era alto y guapo, y que me daba un beso y me decía : Todo ha sido un sueño.”

Pero yo no he sabido qué responderte ni cómo mirarte. No te he podido reconfortar con mis brazos, ni con mis ojos, porque yo he soñado lo mismo. Tantas veces...

He soñado que todo era mentira, un mal sueño. Y me he despertado cálido y húmedo, como de fiebre. Y al salir del cuarto me he aliviado poco a poco y te he buscado con la mirada. Y al dirigirme a ti para contarte mi buen sueño, mi horrible pesadilla, he descubierto la verdad, la fatal verdad, en lo oscuro de tu rostro y en ese negro que te envuelve y te arropa y que ya nunca te abandonará, siempre adherido a ti en el más profundo rincón de tu cuerpo, por muchas veces que sonrías.

Javier Pividal.

Cuaderno. Javier Pividal/Pablo Gutiérrez/Miguel A. Hernández Navarro.

jueves, 12 de septiembre de 2013

El tiempo de las mareas.

Siento debilidad por el “relato confesional” recogido en diarios, correspondencias, álbumes o cuadernos de viajes. Territorios donde sobresale el impudor por exhibir lo íntimo, aquello que expresamos en voz baja, la necesidad de elaborar el yo o de construir memoria. En ellos prevalece siempre un diálogo entre el interior y el exterior que conecta con el pulso de la vida y el rumor del propio cuerpo: como una forma de oleaje orgánico que lucha contra el olvido y el naufragio. En “la confesión” hay corriente, temblor, latido. Un intento por sujetarse al otro, pero también liberación, desprendimiento. Nos relaciona con el mundo. Nos rescata. Nos reivindica.

Son numerosos los nombres que me han conducido a un lugar subterráneo reservado a lo más íntimo, tan incómodo como fascinante; Tracey Emin, Paula Rego, L. Bourgeois, Annie Leibovitz y Susan Sontag, Diane Arbus, F. Kalho, Sally Mann, Sophie Calle, Duane Michals, On Kawara, Mery Kelly, Rimbaud, Kafka y Milena, Rilke, Anne Sexton, Laura Freixas, Virginia Woolf, Flaubert y Colet, Idea Vilariño, Alice Munró, Maeve Brennan, Margerite Duras…

El arte y la literatura “confesional” exploran el material autobiográfico sin orden ni concierto, a un ritmo cercano al ir y venir de las mareas. Un análisis que continuamente regresa a la reiteración y la reinterpretación, moviéndose hacia adelante y hacia atrás. Que comporta un tiempo diferente al que marcan las agujas de un reloj porque se dilata y suspende en el espacio. Géneros y lenguajes artísticos que obedecen a una escritura o representación en constante elaboración...que terminan hablando de quiénes somos.

Correspondencias. Laura Freixas.

9 de septiembre de 2013 18:56

Querida Laura, 
 
Antes de nada, gracias por estar al otro lado. Allá voy;
Dado que nosotras hemos estado tradicionalmente más cerca de lo cotidiano y de lo privado…¿en qué contexto histórico e ideológico empiezan a aparecer los primeros testimonios de mujeres en la literatura diarística? ¿Qué aportación crees que ha hecho “la confesión” de mujeres al género diarístico? ¿Qué es lo más te gusta de éste género?
 
Creo que la escritura confesional es por naturaleza valiente y comprometida. Nos reivindica. ¿Qué opinas al respecto? Por cierto, ¿qué diario me recomiendas?

Bss,
Mireia.
Miércoles 11 de septiembre de 2013 15:56

Mireia, gracias a ti por lo mismo, por estar al otro lado del hilo, en ese lugar que cuando una empieza a escribir siempre se imagina -y al principio, realmente lo está- vacío, y después, se sabe que hay alguien pero raramente se llega a a saber quién...
Te pongo unas respuestas que espero que te sirvan aunque improvisadas y desordenadas.

Te recomiendo fervientemente los diarios de Virginia Woolf y de Sylvia Plath. En realidad sobre todo este último, lo malo es que la edición española es imposible de encontrar; Si lees otras lenguas, (además de en inglés, supongo que estará en francés, quizá hay alguna edición catalana.).

La escritura confesional a mí también me parece valiente y comprometida. Eso sí, tiene que ser confesional de verdad y no para la galería. Lo digo porque hay libros que se presentan como "diarios" y luego o no cuentan nada íntimo o lo cuentan presentándose siempre su autor/a bajo una luz favorable...También diré que la confesión esa no es la pura y simple, directa, sino la sincera pero inteligente, analítica, como la de Annie Ernaux, es una de mis autoras favoritas.

La escritura confesional o íntima nace tarde, porque es fruto de la "identidad individualizada". Ésta aparece bastante tarde en la historia -globalmente, hacia el siglo XVII-, aunque su momento de aparición también depende de la clase social, el nivel de educación, la religión -se da más escritura confesional entre los protestantes que entre los católicos, y mucho más entre los cristianos que entre los musulmanes, por ejemplo- y también del género: se desarrolla (se fomenta) mucho más en los hombres que en las mujeres (lo explica Almudena Hernando en "La fantasía de la individualidad")

Las mujeres escriben textos íntimos o confesionales (cartas, diarios, no tanto autobiografías o memorias), no sabemos con qué frecuencia, porque pocos han pasado a la historia. El motivo es que a las mujeres siempre les ha costado más que a los hombres publicar su intimidad, por muchas razones: lo que escriben parece menos importante (todo lo femenino es visto como "de segunda", en la cultura patriarcal en la que estamos); que publiquen su intimidad se interpreta como una traición a los suyos; se sienten vulnerables, son ridiculizadas...

Hay diarios masculinos muy buenos, desde luego, como el de Gide (que yo traduje) o el de Pla (aunque es muy poco íntimo). Pero a mí los femeninos me inspiran un especial interés porque reflejan una visión "descentrada" del mundo, la de una observadora, algo muy distinto del "gran hombre". Los diarios femeninos (Woolf, Plath, Nin, Masnfield, Chacel...) tienen una vertiente cotidiana y una modestia -no se construyen una estatua, no se presentan como alguien que está de vuelta de todo- que me los hace especialmente gratos.

Un abrazo,
Laura.
Jueves 12 de septiembre de 2013 12:46

Laura, muchas gracias por animarte a establecer ésta breve correspondencia sobre lo confesional en la literatura conmigo. Creo que "lo íntimo" tiene que ver con aquello que expresamos en susurros: lo "micro". Ahora pienso más en ello.

Ha sido un placer seguir el hilo de tu voz.
Un abrazo,
Mireia.


(Una vida subterránea. Diairo 1991-1994. Laura Freixas. Ed. Errata Naturae)