Zoé T. Vizcaíno. |
Comenzó con una obsesión: registrar el movimiento hipnótico y ancestral de aquellas formas naturales que describen el paisaje. Entonces no lo dudó más, viajó al norte de Noruega con el objetivo “de ver, conocer, explorar y documentar el mayor vórtice marino del mundo: el Maelstrom Saltstraumen”. Desde entonces, una fuerza centrífuga la empuja a recorrer miles de kilómetros hasta llegar al centro mismo de un misterio. El resultado, es un poema visual cuya profundidad es infinita e invisible. De bellas formas geométricas y esferas en movimiento. Musical y magnético. Un relato mítico sobre el principio y el fin, la creación y la destrucción. Un hermoso acto de atracción hacia el abismo.
El trabajo de Zoé se puede ver en la Galería Eva Ruiz. Madrid. Hasta el 31 de mayo. Dentro de la exposición O començo do fim por David Armengol.
1 comentario:
Maravilloso texto, maravillosa foto.
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