sábado, 10 de diciembre de 2011

Un ladrón de corriente,

o lo que es lo mismo, un gestor cultural es un promotor de proyectos, un agitador de contenidos, una figura “puente” que actúa con todos los agentes sociales y culturales. Si lo conocen sabrán que se caracteriza por su capacidad de búsqueda de recursos, la voluntad de construir y la necesidad de comunicar.

Entiendo que es un ingeniero de estructuras comunicativas. Alguien que debe saber dar forma a unos contenidos culturales; consolidar el trabajo en red así como afianzar los valores de integración y participación ciudadana.


En los últimos años he trabajado redactando y documentando proyectos museológicos. Seguramente alguno se preguntará en qué consiste. Básicamente en diseñar qué se va a contar en un espacio concreto y trazar un recorrido temático. Para ello es fundamental el trabajo de campo y de documentación previo. A partir de aquí se construye un ensayo sobre la idea que resulta más sugerente. 


Llenar de contenidos un espacio no es fácil, pero me divierte esconderme detrás de una historia y poder comunicarla desde el anonimato. Ladrón de corriente o narrador oculto, al fin y al cabo todos tratamos de elegir una forma de ser y de estar en el mundo. No encuentro otro modo de expresar la fascinación que siento por esta profesión. Me convierte en un ladrón que contribuye a que circule la corriente y la electricidad. Y eso me hace sentir bien.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lindo Miro, Muy buena descripción.
Besos
A.

Anónimo dijo...

También pensé en tí Ares. Parte del camino lo hemos hecho juntas.
Bss!