lunes, 12 de marzo de 2012

Primeras lecturas

De pequeños, solía contarnos una historia antes de dormir. Unas veces nos leía un cuento y otras daba rienda suelta a su imaginación. Había algo extraordinario en esa mediación. Leíamos juntos siguiendo un modo singular de escucha, leíamos de oído, con el oído interno. Los sonidos se perfilaban como letras nuevas a partir de su voz. Ese juego entre la voz y la palabra nos hacía viajar. Jordi y yo éramos convocados por su sensibilidad hasta que el sueño nos vencía. Hoy regreso a esos mismos lugares fantásticos con mi hija, sin darme cuenta de que es la voz de mi padre la que nos guía.

(A. Gabilondo. Darse a la lectura).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha llegado al alma.... esas pequeñas cosas y recuerdos que tienen su continuidad y se convierten en pequeños iconos de sensibilidad y felicidad.
Te quiero
Papa

Codeino dijo...

El espejo, el espejo!!
Atravesemos el espejo!
Marc y sus aventuras...

Anónimo dijo...

Mireia, esas dulces palabras me han conmovido... que relato tan intenso y lleno de gratitud! Gracias por compartirlo.
Bss
Almudena