jueves, 25 de julio de 2013

Cuerpo y alas.


El día que llegaste al mundo sufrí una transformación física y emocional. Desde entonces mis ojos y mis manos te siguen con atención, mi cuerpo se inclina cada vez que estás cerca. Mis brazos se han curvado y fortalecido, mi vientre permanece hinchado y lívido, es el recuerdo más arraigado a tu ser. Tú huella en mí para toda la vida. Mi cara dejó de estar ladeada hacia el pecho para alargarse un poco y otear mejor el horizonte. Mi organismo se extiende, se agarra, se dobla y se arruga para protegerte. Disfruto observándote desde una distancia creada para que vueles segura el día de mañana. Hoy tus alas se asemejan a una sedosa redecilla de color de rosa. Y con ella te deslizas y bailas y bailas y bailas.

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