Su pintura recae sobre el peso de lo positivo y la fuerza de los sentimientos. Los colores se liberan de las líneas del dibujo, poseen valores emocionales y descargan la luz del Mediterráneo. El paisaje es la representación de un universo interior. Cada elemento es la expresión de una realidad anímica; Los árboles son los cimientos, sólidas raíces. El camino, la ruta hacia la meta, el deseo. La casa, el calor de los afectos. En su obra desaparecen los límites, no existe ni principio ni fin. Su arte es febril. Vibran la tierra, el cielo y el mar. Con el tiempo su paleta se ha vuelto más abstracta y serena, sin embargo yo sigo viendo a la fauve que dispara cartuchos de dinamita. Miedo y alegría de vivir.
Ángeles Puigventós. Tramuntana |