martes, 26 de marzo de 2013

Cartuchos de dinamita

Ángeles Puigventós regresa siempre a la pintura. Es habitual verla trabajar sobre un lienzo en un rincón del comedor mientras se confunde el silbido de la olla exprés con la música de Serrat. Me gusta mucho evocar esta imagen: a la madre y a la pintora en un espacio para mí lleno de simbología: la cocina-taller. Allí donde concurre la obligación con el placer. Ella absorta en su mundo, tan contradictorio y rico en matices. Discreto pero inmenso. Ama de casa y artista. Por un lado sufrida y obstinada, por otro ingobernable y transgresora.

Su pintura recae sobre el peso de lo positivo y la fuerza de los sentimientos. Los colores se liberan de las líneas del dibujo, poseen valores emocionales y descargan la luz del Mediterráneo. El paisaje es la representación de un universo interior. Cada elemento es la expresión de una realidad anímica; Los árboles son los cimientos, sólidas raíces. El camino, la ruta hacia la meta, el deseo. La casa, el calor de los afectos. En su obra desaparecen los límites, no existe ni principio ni fin. Su arte es febril. Vibran la tierra, el cielo y el mar. Con el tiempo su paleta se ha vuelto más abstracta y serena, sin embargo yo sigo viendo a la fauve que dispara cartuchos de dinamita. Miedo y alegría de vivir.

Ángeles Puigventós. Tramuntana

2 comentarios:

Edith dijo...

Un excel•lent per a la pintora i un altre per l’escriptora

Mireia A. Puigventós dijo...

Gracias guapa!!!!!