martes, 24 de enero de 2012

La casa


L. Bourgeois.

Una casa es una mezcla de cuerpo y alma, en ella albergamos lo que somos y se aloja nuestra historia. Hay casas de tránsito y casas que se aferran al terreno y echan raíces para brindarnos una procedencia y unos orígenes. Dichos escenarios biográficos nunca se olvidan. L. Bourgeois me introdujo en la idea de la mujer-casa o femme maison, de las madrigueras, los nidos y las celdas. De aquellas representaciones que tienen un interior y un exterior, una parte visible y otra más secreta. Desde entonces, me fascinan los espacios íntimos y familiares de toda una vida. Por esa mezcla entre arquitectura y carne: lo orgánico dentro de lo organizado, lo flexible dentro de lo rígido, lo inquietante y lo tranquilizador.

“La casa es uno de los principios de integración fundamentales de nuestros pensamientos, de nuestros recuerdos, de nuestros sueños. La casa es el primer escenario de la memoria. El sótano, la escalera, la habitación, el desván, el armario, la ventana son formas sobre las cuales, inconscientes o racionalmente, se modelan y se fijan nuestros deseos y nuestras obsesiones”. Recuerdo que cuando estaba embarazada, pasaba más tiempo en la cocina, allí guisaba mientras fantaseaba sobre mí y sobre mi bebé. Además, sentía que todo cuanto me rodeaba estaba embarazado, las ollas; la cacerolas, los alimentos. La cocina era un enorme vientre materno. 

  
(Louise Bourgeois Mujer casa. J. Frémon)

Nota: Mientras tanto pensaba en ti, mamá.

1 comentario:

Ares Casado dijo...

Muy inspirador este texto. Ahora veo las ollas,las almohadas y las lámparas de mi casa con forma de teta.
Un beso,
A.